Hoy la zona de costa de Arenales del Sol ha sido sorprendida por una espesa niebla de atardecer, que no ha sido capaz de ocultarnos lo que tenemos allí, esperando al verano, como todos los últimos veranos habría que añadir.
El estado ruinoso y peligroso del vallado perimetral del «Hotel de Arenales del Sol» en el término municipal de Elche (Alicante) desde tiempos inmemoriales viene pidiendo a gritos que primero (1) «se retire de ahí el escombro» y segundo (2) se realice un «vallado duradero y efectivo» que impida el paso de personas que pudieran sufrir lesiones en las ruinas que hay allí.
Todo esto en el estado actual supone un peligro para bañistas, para el público en general, para niños o adolescentes sobre todo que al tomarlo como un juego se puedan cortar, herir o lesionar «en el mejor de los casos», para que se entienda esto último, que mejor que no haya que lamentar ningún siniestro de mayor envergadura, y más de cara al verano, que aunque tengamos que contar con la señalización de zonas en la playa para guardar los 2 metros y que tomar turno anticipado para bañarnos, que esto no suponga además un peligro añadido para las familias que les tocara estar en la zona de los alrededores del hotel.
El hotel y todo su mantenimiento es responsabilidad de la empresa constructora, el ayuntamiento le instó a la reparación ya hace meses y parece que esto no ha producido ningún efecto por ninguna de las partes, también el consistorio estuvo barajando antes de los sucesos del covid19 la posibilidad de arreglarlo y posteriormente pasar la factura a la empresa del hotel, pero a fecha de hoy todo está como está, o sea, nada en claro.
Otro problema también es la imagen que damos de nuestras playas al exterior (y al interior) y esto se puede pensar que es un problema menor, pero depende del punto de vista, porque hay mucha oferta turística y España, la Comunidad Valenciana en este caso, no es la única que la tiene y son estas ruinas las que empañan el esfuerzo que a pesar de todo están ahora realizando el personal de limpieza del propio ayuntamiento por mantener en condiciones las playas, pero llegado aquí, a este lugar, esa limpieza queda desmerecida en los alrededores de la edificación y de las ruinas del vallado con la perimetral retorcida y mostrando lo peor del concepto urbano, con el acceso abierto al completo a todo tipo de peligros, cortantes, punzantes, por caídas, desmoronamientos, herrajes descubiertos puntiagudos, herrajes y lozas cortantes, y un sinfín de motivos para no salir bien de allí si algún miembro de la familia se despista y se adentra en las entrañas de este «gigante en ruinas».
Crónica Y Fotografías: Alberto Carrillo / AFPRESS
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