Protesta esta mañana de la «Plataforma en Defensa del Sistema Público de Pensiones»
Si algo ha dejado claro esta pandemia a la gente que no vive de las rentas, es la importancia que para nuestras vidas supone disponer de unos servicios públicos de calidad controlados por la sociedad a la que sirven.
Nuestra labor ahora es responder a una emergencia social, contestar con la mayor contundencia posible a quienes quieren volver a replicar con recetas de efectos «mágicos» sobradamente ineficientes, como privatizaciones de servicios públicos, externalizaciones, formulas público privada, etc.
Esta demostrado, los servicios públicos no pueden ni deben estar en el mercado. Son un derecho y con los derechos no se negocia, no se juega, no se trafica, se dispone y se sirven con calidad y dignidad tanto de ida como de vuelta, tanto para quien los sirve como para quien los recibe, la inmensa mayoría de la ciudadanía.
Ahora se ponen en evidencia las vergüenzas que la privatización, las fundaciones sanitarias, la supuesta colaboración público-privada, han supuesto en pérdida de calidad de nuestra sanidad, también de nuestros servicios sociales. La masacre padecida en nuestras residencias de mayores es un golpe de realidad que evidencia la perversión que supone meter en el mercado este servicio básico.
Ocurre otro tanto con la educación, ahora se le ven las costuras a esa supuesta modernidad donde parte del alumnado queda marginado a causa de su escaso nivel de renta que le impide disponer de acceso a las nuevas tecnologías y, en consecuencia, quedar discriminado por carecer de recursos para acceder a ellas.
También se cuestiona el sistema público de pensiones. Ya se anuncian, se proponen como amenaza, bajadas de las pensiones actuales y retrasar y obstaculizar, en un país con uno de los mayores porcentajes de paro juvenil, el acceso a la jubilación.
Tampoco vemos que la irrupción del coronavirus en nuestras vidas haya servido para proteger nuestra gran casa, el mundo que habitamos, al contrario, se suspenden, sine die, las tímidas medidas para combatir el cambio climático, decrecer para mantener un mundo saludable. No puede haber marcha a atrás, solo tenemos este mundo, no hay otro.
El auge del movimiento feminista también se ha frenado en esta época de pandemia, peor aún, solo los movimientos antifeministas parecen tener un cierto eco, lo cual pone en peligro los escasos avances conseguidos hasta la fecha.
El volumen de gente excluida: colas del hambre, gente desahuciada de sus casas, migrantes discriminados y empobrecidos, es insoportable; mientras que quien todo lo tiene mira para otro lado buscando el paraíso fiscal donde esconder sus inmensas fortunas, eso sí, previamente sometidas a un ligero barnizado social en forma de limosna “limpiaconciencias” y algún golpe de pecho tan ruidoso como hueco.
La lucha en la calle es nuestra única salida, el único medio de hacer visibles nuestras reivindicaciones, el lugar donde defender lo público, el bien común, lo que a todas y todos nos une.
En ella estamos, en ella os esperamos.
COESPE ELCHE – Plataforma en Defensa del Sistema Público de Pensiones