Estamos a finales del mes de septiembre en Pinet, el bullicio reproductor ha quedado atrás y ya no queda ni rastro de la nutrida colonia de larolimícolas que durante los meses de primavera – verano llenaba los islotes de este rincón de las salinas de Santa Pola. Aunque si nos fijamos, encontramos algunos charranes comunes (Sterna hirundo) que llegan desde el mar, con pescaditos en el pico, emitiendo su ruidoso reclamo de aviso para los pollos que esperan impacientes la periódica ceba.
Al menos medio docena de volantones dependen todavía de los aportes de sus progenitores para terminar de desarrollar su plumaje y musculatura para que les permita iniciar su migración a las costas africanas. Algunos de ellos, hace escasos días todavía eran incapaces de volar, ahora ya ejercitan sus alas en vuelos cortos alrededor de las isletas.
Unas fechas completamente inusuales para una especie estival como el charrán común, que en circunstancias normales ya debería de haber abandonado la colonia y sin embargo ahí los tenemos, ejemplares con plumaje plenamente invernal y todavía inmersos en tareas reproductoras.
Esta, anormalmente larga, temporada reproductora tiene su origen en el abandono de las colonias (Salinas de Santa Pola y Salinas de Torrevieja) a causa de las tormentas que se registraron en el sur de Alicante a finales de mayo y principios de junio y que afectaron a avocetas, gaviotas picofinas, cabecinegras, charranes patinegros y charranes comunes. Al contrario que el resto de especies, de las que apenas algunas parejas volvieron a intentar la reproducción, los charranes comunes volvieron a nidificar pasadas algunas semanas, llegando a repetir prácticamente el 100% de las parejas que lo intentaron en el mes de mayo.
Por otra parte, es destacable también la numerosa presencia de charranes comunes, no vinculados con esos pocos charranes jóvenes que quedan, llegando a superar el centenar de ejemplares (128 ex. el 29 de septiembre), es posible que se enmarque en el retraso de algunas especies estivales en iniciar la migración postnupcial.
Texto y fotos Sergio Arroyo Morcillo
Fuente.: AHSA