Las personas mayores ni queremos ser ni somos una carga en una sociedad que, tristemente, cada vez valora menos la experiencia de una larga vida que, con su trabajo, esfuerzo y dedicación, ha contribuido en gran manera a la mejora de nuestro aún débil Estado de Bienestar.
Quienes ya pintamos canas, hemos padecido la sinrazón de una larga dictadura, el éxodo rural y la emigración a las grandes ciudades españolas y países extranjeros, la dureza de unas condiciones laborales insufribles, sin derechos colectivos e individuales, y, con demasiada frecuencia, una fuerte represión policial. Todo ello en un contexto moral y cultural asfixiante y retrógrado y la absoluta falta de libertades democráticas. Y, a pesar de tantas cosas en contra, supimos, con nuestra actitud combativa, impedir que el franquismo se heredara a sí mismo (con aquello de “todo quedaba atado y bien atado”). Conseguimos, en aquel momento, crear un país con futuro para nuestros hijos e hijas, con grandes avances económicos y sociales encuadrados en un sistema democrático homologable con nuestros vecinos europeos.
Somos mayores, sí, pero como todas y todos, tenemos derechos: a una vejez digna, con suficiencia económica, a una sanidad pública universal, a un envejecimiento activo disfrutando de actividades de ocio adecuadas y a una mínima calidad de vida. Los diferentes gobiernos que se han sucedido ya tardan en elaborar y aprobar una “Ley Integral de atención a las personas mayores” que aborde todas estas cuestiones. Es nuestro derecho, nuestro objetivo y nos lo merecemos.
Pero actualmente estamos perdiendo parte de estas conquistas que tanto trabajo nos costó conseguir, sin que gran parte de la juventud, de la clase trabajadora y de los dirigentes políticos y sindicales se movilicen para defender sus derechos y los nuestros. Hoy el sistema público de pensiones está en peligro por las ansias privatizadoras de los grandes grupos financieros europeos y españoles. Se han venido produciendo grandes recortes en los servicios públicos sanitarios y educativos. La voracidad de bancos y empresas eléctricas empobrece a las personas más vulnerables y especialmente a las mayores. Las residencias, mayoritariamente de gestión privada, son un negocio en manos de fondos buitre que nos deshumanizan y, en gran parte, responsables de la sobre mortandad que ha producido la pandemia de COVID-19.
La desigualdad social crece aceleradamente en medio de una judicatura y medios de comunicación al servicio de la oligarquía de siempre que ya no disimula sus intenciones. Mención aparte merecen nuestras compañeras que siguen sufriendo una fuerte violencia estructural por su género y lideran el ranquin de vulnerabilidad, pobreza y desigualdad.
Afortunadamente nuestro Movimiento Pensionista se ha organizado en defensa de nuestros derechos y los de toda la sociedad española. Nos hemos convertido, frente a una sociedad acomodada y conformista, ajena al oscuro futuro que se nos proyecta, en punta de lanza contra las políticas antisociales que los poderes económicos están ensayando. Con nuestra presencia en las plazas de toda España, volveremos a cambiar el rumbo de los recortes y de las políticas contrarias a la mayoría de la ciudadanía.
COESPE convoca a toda la sociedad española a la MANIFESTACIÓN EL DÍA 16 EN MADRID. Por unas pensiones suficientes y dignas, por la derogación de las reformas laborales de 2010 y 2012 y de pensiones de 2011 y 2013, por la realización de una Auditoria de las cuentas de la S/S que reconozca la deuda del estado con la caja de las pensiones, contra la brecha de género, por el cumplimiento de la ley de dependencia, y por una sanidad pública y de calidad.
ESTUDIANTES, TRABAJADORAS Y TRABAJADORES, PENSIONISTAS,
¡DEFENDAMOS JUNTOS LOS DERECHOS GANADOS CON TANTO SUFRIMIENTO!
¡ACUDID A LA MANIFESTACIÓN EN MADRID EL PRÓXIMO 16 DE OCTUBRE!