EL CRISTO DEL SILENCIO VOLVIÓ A ENAMORAR A LOS ILICITANOS QUE LE ACOMPAÑARON POR MILES DESDE SANTA MARÍA

La noche del Jueves Santo en Elche se vistió de recogimiento y devoción con la tradicional procesión del Cristo del Silencio que partió puntualmente a las 23 h desde la basílica de Santa María.

Las calles de Elche se sumieron en un respetuoso silencio, solo roto por el sonido de los pasos de los fieles y el ocasional tambor que sonaba de fondo muy pausado como es costumbre en esta cofradía.

El Cristo del Silencio

Una imagen que evoca la pasión y el sacrificio, fue acompañada por una multitud de devotos, muchos de ellos portando velas en las dos filas laterales que formaban para dejar paso a la imagen del Cristo en la cruz, creando un camino de luz que se deslizaba como un río tranquilo a través de la oscuridad de la noche ya que las luces de la ciudad están apagadas para solo poder ver la imagen y las velas de acompañamiento. La procesión es uno de los momentos más emblemáticos y sentidos de la Semana Santa ilicitana, donde la fe y la tradición se entrelazan en cada paso.

La procesión comenzó puntualmente, con los cofrades y penitentes vestidos con sus túnicas tradicionales negras, capirotes y antifaces, manteniendo el anonimato y la humildad que caracteriza este acto de fe. El silencio era tan profundo que permitía a los asistentes escuchar el sonido del movimiento del traslado del paso, un momento de introspección y conexión espiritual.

El recorrido, iluminado por la tenue luz de las velas, pasó por las calles del centro de la ciudad, atravesando el puente de Altamira, Blasco Ibáñez, Reina Victoria, partiendo de la Basílica de Santa María, donde los fieles pudieron admirar la belleza arquitectónica que se convertía en el telón de fondo perfecto para este acto de piedad.

La procesión del Cristo del Silencio no es solo una manifestación de fe, sino también una expresión cultural profunda, que atrae a visitantes de todas partes, ansiosos por ser testigos de la solemnidad y la belleza de esta tradición de silencio durante la procesión como símbolo de respeto, de acompañamiento y de fe.

Después de estos momentos con el Cristo crucificado, momentos de emoción y reflexión, los fieles ilicitanos se quedan con la promesa de volver a salir el próximo año, en una noche que, una vez más que será testigo del silencio y la devoción de Elche.

Crónica, fotografías y vídeo: Alberto Carrillo / AFPRESS