A las 5:20 de la madrugada del pasado sábado al domingo, una tortuga boba fue avistada desovando un total de 117 huevos frente al puesto de socorro en la playa de Arenales del Sol. Este significativo evento ha activado un operativo de protección y custodia que involucra a varias organizaciones y voluntarios.
De los 117 huevos, 20 han sido trasladados al Oceanogràfic de Valencia. Esta decisión se tomó con el objetivo de asegurar que la mayoría de los huevos eclosionen en condiciones ideales, minimizando los riesgos asociados al entorno natural. En el Oceanogràfic, se proporcionan condiciones controladas que maximizan las probabilidades de supervivencia de las crías.
Los 97 huevos restantes se han quedado en una zona de custodia en el Carabasí. Esta área ha sido especialmente preparada y está bajo vigilancia constante para garantizar la seguridad de los futuros neonatos.
La tortuga hembra ha sido bautizada como Nicolasa, en honor a un investigador estadounidense especializado en tortugas que falleció recientemente. Este gesto busca rendir tributo a su legado y a su contribución al estudio y conservación de estas especies.
Xaloc, junto con Ecologistas en Acción y Margalló, son las organizaciones responsables de la custodia de los huevos en el Carabasí. A partir de este próximo viernes, comenzará un programa de voluntariado que consistirá en la vigilancia continua de los nidos las 24 horas del día, hasta que los huevos eclosionen.
El momento de la eclosión de los huevos es crítico. Las crías de tortuga, debido a su pequeño tamaño, son vulnerables a numerosos depredadores, especialmente las gaviotas. Los voluntarios y especialistas deberán estar atentos para garantizar que las pequeñas tortugas lleguen al mar sin enfrentar estos peligros.
El Ayuntamiento de Elche ha subrayado la importancia de esta vigilancia, indicando que la protección de las tortugas marinas es una prioridad. La coordinación entre las diversas organizaciones y el esfuerzo de los voluntarios son esenciales para el éxito de este operativo.
La presencia de Nicolasa y su desove en Arenales del Sol no solo es un evento de gran relevancia para la conservación de las tortugas bobas, sino también un indicador positivo del estado del ecosistema local. Este tipo de acontecimientos destacan la necesidad de continuar con las iniciativas de protección y conservación del medio ambiente.
El avistamiento y desove de Nicolasa ha movilizado a la comunidad y a diversas organizaciones en un esfuerzo conjunto para asegurar la supervivencia de las futuras crías de tortuga. Este compromiso refleja la creciente conciencia y dedicación hacia la protección de las especies marinas y sus hábitats.